La Eucaristía no es simplemente un símbolo o un rito: es el corazón de la vida cristiana. Es el momento en que Jesucristo se hace presente bajo las apariencias de pan y vino. Al comulgar no recibimos "algo", sino a Alguien: a Cristo mismo.
La Primera Comunión es mucho más que una ceremonia. Es el encuentro personal con Jesús Sacramentado. Es la primera vez que el alma del niño se une íntimamente con el Señor, que viene a fortalecerlo con su gracia y alimentarlo espiritualmente.
Por eso es fundamental que comprenda —en la medida de su edad— a quién va a recibir y porqué es un acto tan sagrado. No se trata sólo de saber "qué hacer", sino de saber porqué lo hacemos y a quién nos acercamos con fe y amor.
La Iglesia propone un camino de dos años de catequesis como parte de un proceso integral. No se trata sólo de aprender oraciones o datos, sino de: